.header .widget { text-align:center;} .header img {margin:0 auto;}

7 ene 2013

MO YAN: “Las baladas del ajo”


Es la primera novela que he leído del premio Nobel 2012, el chino Mo Yan. De ella me ha sorprendido positivamente la poesía que desprenden algunos fragmentos y el fortísimo contraste entre esta poeticidad y la presentación cruda de una realidad vital, ciertamente desconocida su crueldad por nuestros lares. Y también me ha sorprendido, aunque en este caso negativamente, el esquematismo simplificador presente en el relato sin dejar cabo suelto alguno, recurriendo con excesiva frecuencia –pero sobre todo al final- al recurso narrativo del resumen.
Tema: Presentación de la vida cotidiana en la China profunda.
Asunto: Los campesinos de la región en que transcurre el relato han cultivado ajo en sus campos siguiendo los consejos del Comité Central que en su último plan quinquenal estimuló este cultivo bajo la promesa de comprarlo íntegramente y a un precio que convenía a los campesinos.
Con estas gratas perspectivas los habitantes del Condado Paraíso planifican su futuro y plantean matrimonios concertados como el de la joven Jijun con uno de los hijos del Cuarto Tío Fang. Sin embargo Jijun se enamora de Gao Ma quien la dejará preñada por lo que será perseguido por los Fang.
También Gao Yang, padre de una niña ciega Xinghua e hijo de terrateniente, pese a haber llevado una vida penosa por culpa de sus orígenes familiares es optimista ante la buena cosecha de ajo y los beneficios que obtendrá de su venta. Su esposa se encuentra embarazada y ambos desean que sea un niño; sí lo será, pero tiene una cierta deformidad: ha nacido con seis dedos.
Todo se trastocará cuando el gobernador del Condado Paraíso decide cerrar los centros de compra de ajo al encontrase éstos atestados de producto. Gao Ma, la Cuarta Tía y Gao Yang se verán envueltos en el tumulto que esta contingencia provoca en la innumerable reata de campesinos que al verse sin comprador protestan por la promesa incumplida. Gao Ma será de los más levantiscos y la Cuarta Tía tan sólo pedirá explicaciones de por qué en el tumulto fue atropellado su marido por un coche de la nomenclatura local cuyo conductor no quiere admitir su culpa. Gao Yang no participa para nada en los altercados habidos pero al acompañar al padre de Jinju se verá enredado en él.
La cárcel y las inhumanas condiciones de vida de los detenidos ocupan buena parte de los 20 capítulos que componen el relato. Mientras Gao Ma está en prisión Jinju llega al término de su gestación y al verse sin marido y además expulsada de casa por sus padres pondrá fin a sus días ahorcándose. La Cuarta Tía enfermará gravemente durante su detención y puesta en libertad también decidirá poner fin a su penosa existencia haciéndose colgar. Gao Ma, el rompedor de normas absurdas, decidirá escapar del campo de trabajo donde se había ganado la confianza de sus guardianes quienes no tendrán más opción que abatirle por la espalda. Sólo Gao Yang, el hijo de terratenientes y educado en la humillación constante, logrará sobrevivir.
El poeta ciego Zhang Kou recorre todo el relato con sus baladas en las que denuncia los atropellos de la clase dirigente y critica los excesos cometidos con los 93 detenidos por la revuelta del ajo. Su afán crítico le ocasionará asimismo la muerte.
Tiempo: La novela comienza con la detención de Gao Yang en su aldea. El motivo de la detención es haber participado en las revueltas de mayo de 1987. La historia avanzará hasta el año nuevo; en total, pues, el tiempo transcurrido es de unos 8 meses.
Sin embargo el novelista utiliza constantemente la técnica del flash back retrotrayéndonos a la época de la Revolución Cultural iniciada en 1966 llegando incluso, en ocasiones, hasta el año 1960. Todos los personajes realizan estas rememoraciones desde el momento presente con lo que sus acciones y comportamientos quedan perfectamente dibujados y justificados.
Lugar: La China profunda de condiciones de vida miserables y que, paradójicamente, se denomina Condado Paraíso. En este lugar los funcionarios del Partido Comunista Chino se exceden en sus prerrogativas comportándose como auténticos irresponsables señores feudales. Así se observa en el adjunto Yang y sobre todo en el jefe local del partido Wang Jiaxiu quienes abusan desde siempre de aquellos –como Gao Yang- considerados sospechosos por sus orígenes anteriores a la revolución.
Personajes: Los principales ya han sido nombrados. Como se ve es un número escaso y de caracteres muy estereotipados, si bien se percibe en ellos un cierto –aunque escaso- desarrollo caracteriológico. Así, el nombre del personaje principal Gao Yang, único capaz de sobrevivir en esa sociedad anuladora, significa “Oveja” Gao, mientras que el indómito Gao Ma significa “Caballo” Gao; finalmente la bella Fang Jinju significa “Crisantemo Dorado” Fang. El resto de personajes no se apartan un ápice de su estereotipo: Zhang Kou, el poeta denunciador de las injusticias; los hermanos Fang, machistas y tradicionalistas; adjunto Yang, arribista local siempre del lado de los poderosos; secretario Wang, jefe local del partido detentador de prerrogativas inconcebibles en la actualidad por lo que al final del relato será desposeído de su cargo lo que demostrará que el Sistema no es imperfecto pese a ciertos comportamientos desviados (juó, juó…); y algunos más sin importancia.
Quizás sea esta justificación in extremis de la bondad del Sistema lo que haya suscitado protestas en ciertos sectores ante la concesión del Nobel a Mo Yan. Véase si no el siguiente ejemplo:
-¿De verdad odias tanto el socialismo? –preguntó el policía.
-Lo que odio no es el socialismo, sino a vosotros. Para vosotros el socialismo no es más que una etiqueta, pero para mí es una formación social concreta, y no algo abstracto. Está encarnada en la posesión pública de los medios de producción y en un sistema de distribución. Desgraciadamente, también está encarnada en oficiales corruptos como vosotros. ¿Acaso no es cierto? –preguntó Gao Ma.  (pág. 411, cap. 17, I)

Estilo: Sin lugar a dudas lo que más me ha satisfecho de la novela es la libertad con que el autor:
ü  Transita de un tiempo a otro (ruptura de la linealidad discursiva):
-Venga, vamos a ver quién es capaz de beberse su propia orina -anunció Wang Tai, un estudiante de sexto curso de la escuela elemental de la aldea Gaotong, situada  en el municipio Zanja del Árbol, mientras se encontraba en los aseos. Era el verano de 1960 y Wang Tai, cuyo padre era el líder del Equipo de Producción Número 2 de Gaotong, pertenecía a una familia  de pobres campesinos. (pág. 167, cap. 7, II,)

El prisionero anciano recogió el bollo del charco de orina de Gao Yang y lo apretó con las dos manos, emitiendo un sonido burbujeante mientras la pegajosa orina se derramaba a través de sus mugrientos y nudosos dedos. Después de haberlo escurrido para que se secara, se frotó las manos en los pantalones, arrancó un pedazo y se lo introdujo en la boca.  (pág. 170, cap. 7, II)

ü  Pasa de un narrador a otro (perspectivismo):
Siguió dócilmente a Gao Ma mientras ascendía las escaleras y se colocó detrás de él en el mugriento suelo de baldosas, lanzando al final un suspiro de alivio. Los vendedores, que ahora guardaban silencio, empezaban a dormirse. Probablemente no fuera más que mi imaginación, se reconfortó. No veían nada que se saliera de lo ordinario. Pero entonces, una anciana agotada y desaliñada salió del edificio y, con los ojos llenos de odio, miró hacia Jinju, cuyo corazón se estremeció en la cavidad de su pecho. La anciana siguió avanzando, buscó  un rincón apartado, se bajó los pantalones y orinó en el suelo.  (pág. 190, cap. 8, III)

ü  Cambia de un estilo colorista y sensual a otro apagado y escatológico:
Los trinos de los pájaros anunciaron la llegada del amanecer. Las gotas de perla del rocío cuyas verdes hojas del yute que, una vez recuperada toda su energía apuntaban directamente hacia el cielo. Los tallos -de color rojo intenso  que de vez en cuando se tornaba amarillo claro- permanecían erguidos e imponentes. El sol de la mañana enviaba sus rayos rojos hacia la tierra hasta iluminar el rostro de Gao Ma. Era un rostro enjuto, aunque claro y despierto. Un brillo irrefrenable de felicidad centelleaba en sus ojos. En ese momento, supo que Jinju ya no podría apartarse de él ni siquiera un minuto. Su fuerza le atraía hacia él como si fuera un imán, hasta el punto de que los ojos de Jinju  seguían todos sus movimientos. Los recuerdos de la noche que acababan de pasar hacían que su corazón latiera con fuerza y que la sangre se precipitara sobre su rostro. Una vez más, Jinju se arrojó a sus brazos, incapaz de controlar sus emociones, mordisqueándole el cuello. Tragó con avidez su propia saliva, mezclada con la mugre salada y sudorosa de su amado. Cuando le mordió en la arteria carótida  sintió su poderoso palpitar, una sensación que la transportaba a un mundo de encantamiento y de maravillas, donde perdía el control sobre sí misma. Jinju le mordió, le chupó, acarició la piel con sus labios y, mientras lo hacía, sintió cómo sus órganos internos se abrían como si fueran flores nuevas.  (págs. 143-144, cap. 6, IV)

ü  Pasa del tradicionalismo cultural chino representado en ciertas frases proverbiales a la brutalidad provocada por la transculturación a la que China está sometida en la actualidad:
Nunca acabes un buen alimento de un solo bocado, ni cuentes una buena historia de un tirón. (pág. 410, cap. 17, I)

-¿A dónde van las chicas? ¿A la ciudad? Los chicos de la ciudad no están interesados en las chicas del campo. Es todo un dilema. Pensemos en un buey o un caballo: cuando llega el momento de levantar la cola y parir a un joven, si es una hembra todo el mundo salta de alegría; pero si es un macho, no se ven más que caras largas. Sin embargo, con las personas sucede todo lo contrario. La alegría se produce cuando nace un varón, pero el nacimiento de una mujer todo el mundo lo recibe con el gesto torcido. Y luego, cuando el chico crece y no es capaz de encontrar a una esposa, vuelven a aparecer las caras largas.  (pág. 437, cap. 18, III).

Final:  “Las baladas del ajo” fue escrita por Mo Yan el año 1989, si bien en España apareció publicada casi 20 años más tarde, en 2008. Y lo hizo en la editorial Kalias en traducción de Carlos Osses.

2 comentarios:

  1. He encontrado mucha crudeza en las vivencias de los personajes.A veces las náuseas de éstos se transmiten de un modo real y humano.Me gusta sobre todo la sencillez de la narración,la naturalidad de contar el relato de este gran escritor.Aún no he acabado de leer la novela.Se la recomiendo a todo aquel que esté interesado por la cultura china más reciente . Francisco Barranco Cobo.

    ResponderEliminar
  2. Crudeza, sí, pero envuelta en un lenguaje lleno de poesía como pocas veces yo he leído. Una magnífica novela de un autor al que se engloba dentro de un llamado "realismo alucinatorio".
    Me ha gustado tu comentario. Me parece muy acertado.
    Saludos

    ResponderEliminar

Muchas Gracias por dejar tu Comentario.