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29 may 2014

"Cualquiera podría quererte más que yo" por Eme Agra-Fagúndez


Cartel del acto de presentación 
A Eme Agra-Fagúndez -en lo sucesivo María Agra o María, simplemente- me la he encontrado al cabo de los años convertida en una joven estudiante que gusta de escribir y que si el tiempo no lo impide (y espero que no lo haga) llegará alto en el difícil mundo de la literatura. El reencuentro se ha realizado a través de un libro de relatos -"breverías", dice ella en la Nota de autor que los precede- en los que indaga y reflexiona sobre el Amor, su pérdida y el constante e inestable deseo de que vuelva o de que viva de manera distinta    -mucho más perfecta- en el recuerdo constante.

El volumen consta de 20 relatos distribuidos armónicamente (cinco - veinte - cinco) en tres grandes apartados: El Purgatorio, el Mundo y el Limbo. De primeras es evidente que esta división evoca siquiera sea remotamente la triple partición de la "Divina Comedia" de Dante; y más si la propia autora tras explicar el sentido de Purgatorio ["donde debemos transitar para liberar los fantasmas del pasado, donde la desilusión y el recuerdo son pauta para un final que siempre es, a su vez, un inicio"], Mundo ["donde encontramos la vida en su rostro de felicidad e incertidumbre"], y Limbo ["lugar anecdótico donde todo es fluctuación, vacilación y cambios y, muy habitualmente, soledad y despedida"] sabedora de la falta de Infierno y Paraíso alude a ellos situándolos dentro de nosotros mismos; correlatos, pues, de los complementarios amor y odio que nos constituyen:
 "Amor y su parte complementaria: el odio; y su opuesto: la indiferencia; y todos sus matices"
A través de la lectura de estas 'breverías' se descubre a una escritora que tiene mucho de poeta y que, pese a su juventud, lleva en su interior no pocas lecturas. A las por ella misma citadas y que abren su nota explicativa (Benedetti, Aleixandre, Garcilaso, y los personajes de Don Quijote, Wherther y Fausto) se viene a sumar con autoridad suprema el argentino Julio Cortázar cuya "Rayuela" o, casi mejor, su "62, modelo para armar" están en la base de la organización de los treinta escritos que constituyen el volumen, el cual como sucede en la obra de Cortázar puede leerse a saltos, sucesivamente o como se quiera pues, en definitiva, no son otra cosa que fragmentos, trozos de cristal de un espejo magnífico: la vida vivida en amor.

María no discurre ni reflexiona de manera académica cual si de un trabajo compositivo se tratase, si hay algo por lo que los relatos de ella nos atrapan es por la sinceridad que encierran; nos damos cuenta, lo percibimos bien a las claras, que María habla a través de la experiencia vivida. Y es en este auténtico decir donde yo la comparo con otro gran amante y poeta de nuestras letras, Lope de Vega. Constantemente, durante la lectura de "Cualquiera podría quererte más que yo", acudía a mi cabeza el soneto en que el Fénix explica qué es Amor:
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
  • El purgatorio
  ¿No es perceptible la huella del poeta madrileño en las siguientes líneas de María?:
"He creado poesía con vida, y vida con poesía. Después de vivir, destruir, renacer, estropear, crear, odiar, amar, desechar, olvidar, ignorar y recuperar todo. Después, todo sigue existiendo: un choque de contrarios" (pág. 27)
 María Agra al igual que el gran poeta es presa del sentimiento que la lleva a un alto nivel de exigencia respecto a la persona amada, la cual, en la mayoría de las ocasiones (o al menos en la que, quizás, haya motivado estos escritos) no está a la altura. En su relato primero, "La lluvia sin paraguas", tras contar la alegría amorosa que les embargaba a ambos los días de lluvia, llega un momento en que él no sabe interpretar la magia que ella ve en esos días ("A dónde vamos a ir? Está lloviendo") con lo que el encantamiento, el hechizo salta por los aires:
"Me dolió tanto que sentí que iba a vomitar, pero no lo hice; sólo se me rompió el alma y noté cómo me caían en el estómago los pedazos, clavándose. Así comprendí que el alma, al menos la de algunas personas, está hecha de cristal, [...] El alma está hecha de ese material porque el dolor que se siente no es ilusorio, es físico" (pá. 23).
 Tras la desilusión vendrá la ruptura inevitable y la adecuación al nuevo estado:
"He buscado desesperadamente, justo antes de que el sol saliera, en los textos de Cortázar, las instrucciones para poder dormir sola. Encontré instrucciones para subir escaleras, y así pude llegar hasta el tercero. Después, encontré las instrucciones para llorar y, como no podía dormir, las utilicé" (Cama muerta)

  • El mundo
 En los veinte escritos que forman el apartado "El Mundo" he querido ver la sombra del gran poeta del amor Pedro Salinas; en especial su poema "Para vivir no quiero" me acechaba constantemente. El mundo para los amantes se reduce a Tú y Yo ("¿Qué posibilidades había de que coincidiéramos en esta vida? ¿cuánta posibilidad de que tú fueras tú y yo fuera yo?"). Cuando aparece el pronombre del ausente se introduce en la pareja el principio de la disolución:
- Ella fue el gran amor de tu vida. Aún lo es. La recuerdas.- Deberías ir a buscarla, o te quedarás incompleto para siempre.- ¿Y nosotros?- Aún no existe el "nosotros". Un "nosotros" lleva tiempo. - ¿Y tú?- Yo aún tengo muchos años para saber quién fue el gran amor de mi vida, e ir a buscarlo. Me avala la juventud. (En torno a un café)
Es un mundo, este del amor, que a veces sólo se vive en la cabeza propia ("En algún instante, sin salir de tu recuerdo, te pasearé bajo la luna, cogiendo tu mano, diciéndote todo lo que ahora viene a mi mente" (En algún instante de esta infinita noche); aunque también hay otras en que se vive en la cabeza de los otros, que nos convertimos en pura materia narrativa los unos de los otros como en un bucle sin fin, tal y como sucede en el interesante relato Pintura entrelazada.

Vivir la ausencia, aceptarla, lleva su tiempo. De primeras siempre se espera y se desea el regreso, el retorno del amante:
"Y yo, en otro banco, sin grandes tragedias, pienso en ti, y grabo nuestros nombres en la tercera tabla, para que siempre sea mi banco, sin izquierdas ni bocabajos, para que nunca nadie lo invierta, para que nadie se siente en el banco equivocado. Para que si tú te sientas, sepas qué banco te corresponde, y no te inviertas" (Grabado en madera).
 Este duelo por la ausencia del amado alcanza su punto álgido en el relato El hombre de hojalata en el que en una pirueta narrativa la primera persona se aleja de ella para ser el yo de Él ("cuando tengo ganas de llorar, me recuerdo que no tengo corazón", "Es demasiado cómodo vivir sin corazón, no lo llevo bien" en Nota de prensa); aunque esta variabilidad pronominal no siempre está clara, y así en Respirar una tercera persona habla de lo que Tú hiciste con la que en la pareja era Yo y que, claro, ahora en el recuerdo se convierte en Ella:
"Ahora vete. Desaparece. Échala de menos. Vuelve si quieres, pero vuelve con aquel hombre que, cuando ella tuvo tanto miedo porque entre todas las personas del mundo te había elegido a ti, por primera vez habló de un "nosotros"."
María Agra, María Agra-Fagúndez
Eme Agra-Fagúndez
Y se cierra El hombre de hojalata con Voz / Palabras, donde la prosa, aunque ya lo venía siendo, se transmuta ahora en poesía incluso gráficamente adoptando la forma de versos. Son diez estrofas numeradas de manera ascendente las seis primeras cambiando luego  a títulos de signo negativo (menos uno, menos dos) finalizando en la titulada 'Mundo redondo' con una rotunda afirmación:
"No fui yo quién lo dijo,un profeta comunicó que la vida vuelve a empezar"

  • El limbo
El tercer apartado de esta colección de "breverías", EL LIMBO, presenta en sus cinco relatos la soledad fluctuante, vacilante ("Yo sabía ser queriéndote, incluso odiándote. Ahora retardo al mundo en esta duda, que ni siquiera es duda. Es, sólo, imprecisión de quererte y no" (Hace tres días, cuatro horas, trece minutos y unos pocos segundos). Precisamente en este relato que cito aparece, en mi opinión, uno de los ejes temáticos de la colección, el amor vivido en soledad por ausencia participativa del otro y el vivido en pareja:
"Un par de veces, a lo largo de mi vida, fui capaz de amar. Unas cuantas más, en el último tercio de ella, pensé que me había enamorado. Y todas esas relaciones, algunas individuales -yo y mi querer- y otras bipersonales -él y yo, yo y él- acabaron de la misma manera." (Hace tres días[...]).
Estas vivencias amorosas las va a sublimar la autora -o, al menos, así lo desea ("¡Cómo me gustaría amar para toda la vida! Como los grandes poetas, los grandes actores, loa grandes músicos, los grandes..."- a través de la creación literaria cual un Lope de Vega o un Francisco de Quevedo:
"Aquellos poemas escritos hace siglos, a Elena Osorio, por ejemplo, no seguirían estremeciendo mi piel si bajo ellos no existiera, aún, el amor; más perdurable que la carne de aquel que lo sintió" (Hace tres días[...]).
La literatura, pues, va a servirle a Ella, al Yo fundamental del volumen, de apoyo, de cayado, para seguir viviendo ("Él se desligaba de la vida, entraba en huecos de ficción; mientras la realidad de ella seguía sucediendo" [La vida siguió pasando sin él]). Llegando su historia de amor a empaparse de tono legendario:
"Dicen que, para ella, el tiempo goteó la irremediable muerte. Dicen que él llora, encerrado en su cerámica de piel pulcra, echando de menos la mujer que, por la propia naturaleza del pasar del tiempo, se le fue" (La vida siguió pasando sin él).
Y aunque se sobreponga al desamor en que la ausencia de él la ha arrojado ("Sobreviviré sin ti, porque sobreviviría a mil vidas; nací para la lucha. Pero, sobrevivir no es lo mismo que vivir"), siempre esta hermosa experiencia le acompañará y ella la recreará en sus escritos ("Te escribiré cartas como viajes al pasado, a intervalos más extensos según pase el tiempo. [...] Te escribiré versos, te escribiré todos aquellos que lleven como firma la luz de tus ojos, para que los sepas tuyos, sin escondértelos" {Alejarse sin un adiós, II).

La última -ésta sí que lo es- 'brevería' es la abierta declaración del momento de revelación que ella (definitivamente el Yo del volumen, Eme Agra, María Agra, María)  experimentó al enfrentarse con la "Rayuela" de Cortázar:
"Al abrir aquella primera página y leer ¿Encontraría a la Maga? y descubrir los ojos que amo en cada una de las palabras posteriores, aquel día, cambió radicalmente mi vida."
Yo creo sinceramente que aunque el libro de María nos habla con verdad y sentimiento inusitados de una pérdida sentimental, a través de él, -estoy convencido-, la Literatura ha ganado una gran escritora, una poeta.

Este libro fue presentado el pasado 29 de abril en Madrid. Al acto acudieron familiares, amigos y profesores de la niña que fue María. Precisamente la última profesora de literatura que tuvo en el Instituto Gregorio Marañón fue quien presentó la obra. Luego la editorial "Seleer" también intervino, para dejar paso a ella, a Eme Agra-Fagúndez, que aludió a sus influencias literarias, sus gustos, sus anhelos...; y lo hizo con la fuerza y pasión que la caracterizan.
En este acto se presentó también el corto de "Cualquiera podría quererte más que yo". Es un vídeo precioso que sirve a la perfección para promocionar el libro y que contiene imágenes protagonizadas por la autora, amigos y familiares que sirven de acompañamiento a una burns selección de textos tomados de la misma obra.

El corto en cuestión es el siguiente:

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